martes, marzo 27, 2007

Hermano Jon Sobrino

.
Jon Sobrino, sacerdote de la orden Jesuita, español de nacimiento y salvadoreño de amor y vocación, uno de los teólogos más conocidos en Latinoamérica y figura esencial de la Teología de la Liberación, ha sido disciplinado por las autoridades que cuidan de las doctrinas -y velan por su cumplimiento- en todas las iglesias bajo la autoridad del Obispo de Roma.

Dice el periódico El País:

"Escapó de los militares salvadoreños, y ahora el ataque le llega de su propia institución: la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) prepara una notificación contra el teólogo salvadoreño de origen español Jon Sobrino, uno de los padres de la Teología de la Liberación".

Y continúa,

"La sanción, emanada de Roma, fue confirmada el domingo por el arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz. El expediente implica la prohibición de enseñar en instituciones católicas -Sobrino es profesor de la Universidad Centroamericana de El Salvador- y la retirada del nihil obstat (visto bueno eclesial) a sus obras".

Para más abordajes de esta noticia, consulte esta lista de Google news.

Yo no entiendo qué hace Roma persiguiendo a Jon Sobrino -hermano de los Mártires de El Salvador- pero, aparte de eso... ¿será que son tan peligrosas sus ideas? ¿Será que una iglesia puede, realmente, silenciar un profeta? ¿Será que en Roma no tienen nada más productivo que hacer?

ACTUALIZACIÓN:

Jon Sobrino ha reaccionado a la condena de la Congregación para la Doctrina de la Fe:

"Desde muy pronto se creó un ambiente en el Vaticano, en varias curias diocesanas y entre varios obispos, en contra de mi teología -y en general, contra la teología de la liberación-, a priori, sin necesidad de leer muchas veces mis escritos. Son 30 largos años de historia". El hoy papa Ratzinger y el cardenal colombiano Alfonso López Trujillo son señalados como los principales instigadores de la persecución, en una relación demoledora de "hechos significativos" y de textos".

Por favor, si tiene interés en este tema, léase toda la carta de Sobrino.

Los males que Jon Sobrino describe no son, en modo alguno, únicos a la Iglesia Católica Romana, y en nuestra misma iglesia, local, nacional o global, podríamos encontrar rastros, formas más o menos evidente de la manipulación, condena, ignorancia e indecencia que podemos ver por detrás de las acciones del Vaticano contra personas buenas, fieles y consagradas, como Jon Sobrino.

Tales miserias parecieran parte necesaria de la vida de cualquier institución con el impacto social y presencia cultural de "la" iglesia cristiana, en cualquiera de sus denominaciones. Y yo creo que es muy válido que aprendamos del camino que ya están atravesando otros cristianos, de manera que los retos del mañana se beneficien de estas lecciones del presente.

No hay comentarios.: