PARROQUIA SAN ESTEBAN

 

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CEMENTERIOS CLANDESTINOS.
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La noche reconoce a las sombras
trazando trágicos caminos profusos de temores,
 de impotencias, de sentimientos
indescriptibles y de pensamientos inmolados.
Y hoy la luna ilumina la tierra removida
en donde yace otro cementerio clandestino.
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Están aquí, están ahí, observando con las estrellas
porque murieron con los ojos abiertos
y con el rostro hacia el infinito,
están aquí y son testigos en contra de la impunidad
que deja sin castigo tanta crueldad.
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Sus oídos todavía escuchan las blasfemias
de aquellos convertidos en bestias; la oligarquía,
los militares e imperialistas.
Esos quienes arrasaron sus campos,
violaron sus recintos y les robaron la vida,
!pero no pudieron arrancarles el espíritu!
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La aldea, la tierra arrasada,
el aire sin el aroma del pom, del incienso.
El agua de los ríos se perdió en su recorrido cuando
sus almas traspasaron la frontera de lo desconocido,
sus sombras se fijaron en los muros de Zaculeu,
de Tikal  y sus rostros se reflejan
en el cristalino Atitlan.
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Están aquí, están ahí con Rosalina Tuyuc,
con Rigoberta Menchu,
con Jesús Tecu,
con Dominga Sic,
y con todos los que no han perdido la memoria.
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